Quieto es la primera novela que leo de Eduardo Otálora. Hoy les compartiré sobre mi experiencia leyendo este libro.
Así que no alarguemos más esta reseña: ¡Comencemos!
Sinópsis
Entre mundos posibles que duelen y una realidad que apenas le permite existir, esta narración encarna la forma más simple del quedarse.
Santiago es un bebé que alcanza a vivir poco más de un año y quien, desde el vientre, observa y escucha; es testigo mudo de una familia que sobrevive a los días como con silencios, rutinas, peleas contenidas y una mecedora que nunca deja de moverse.
Quieto cuenta, con una lucidez desarmante, la historia de una breve existencia. Lo hace con la voz de Santiago, que contiene memorias de todos sus ancestros. Lo hace con la ternura de quien no alcanzó a estorbar y con la claridad de quien solo posee pasado. Entre mundos posibles que duelen y una realidad que apenas le permite existir, su narración se vuelve una carta de despedida, una elegía íntima que atraviesa los cuerpos —los vivos y los muertos— y encuentra en sus gestos la forma más simple del quedarse.
Con una prosa que no grita, pero cala hondo, Eduardo Otálora Marulanda nos hace preguntarnos desde dónde puede contarse una vida. Y la respuesta parece ser que la muerte no interrumpe las historias, sino que las completa. Esta es una obra que mira de frente la fragilidad —la de un cuerpo enyesado, la de una madre que calla, la de un hermano que grita, la de un padre que anhela— y la transforma en poesía.
Opinión
Puntaje: 4.6 Estrellas
Hay libros que llegan de manera inesperada a la vida de los lectores, y eso es lo que ocurrió con Quieto. Recibí la invitación de la Feria del Libro de Bucaramanga, Ulibro, para moderar la presentación de este libro en el año 2025, y no pude dejar pasar la oportunidad. Yo creo en las coincidencias, y si la vida me puso este libro en mi camino es porque debía leerlo.
El narrador de esta historia es Santiago, un bebé que falleció un año y medio después de haber nacido y que recorrerá junto al lector la historia de su familia, incluyendo a sus abuelos maternos y paternos, sus padres y su hermano mayor.
Es así como sabremos todo acerca de la vida de sus progenitores: A qué se dedicaban, qué estudiaron en la universidad, cómo se conocieron, cómo es su dinámica de casados.
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Si bien el libro es corto y se puede leer en un par de sentadas, pude percibir el trabajo que realizó Eduardo en su escritura. Primero que todo, la narración me pareció fenomenal. Si bien Santiago falleció a una muy corta edad, su narración es serena y sus palabras golpean, sin la necesidad de ser fuertes. Hay momentos de la historia de su familia que pueden ser complejos de narrar, pero Santiago mantiene esa inocencia de niño mientras lo hace; logrando así una cercanía con el lector que lo transporta y lo hace sentir parte de la historia.
Un detalle importante que deben conocer es que esta novela está inspirada en el nacimiento y fallecimiento del hermano de Eduardo, quien también se llamó Santiago y que murió de muerte súbita hace más de 30 años. Esto hace que la línea entre realidad y ficción estén un poco difusas, pues muchos elementos que utilizó el autor para sus personajes y su historia son reales, como también pueden contar con ajustes y variaciones que le permite la ficción para llenar vacíos de memoria y hacer que la novela tenga sentido.
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Hubo un par de cosas que no me atreví a comentarle al autor cuando platiqué con él en la feria del libro, y es que el personaje de su padre me cayó muy mal. Durante la presentación, Eduardo comentó que la ficción se apodera de gran parte de la historia, pero no quería jugar con la suerte de hacer ese tipo de comentarios en un evento público. Pero bueno, la razón por la que este personaje no me agradó es porque es el tipo de personas que personalmente prefiero evitar. En el libro vemos como él no solo es machista y grosero, sino que es completamente egoísta y hasta holgazán, pues muchos informes de su trabajo se los hacía la esposa. En fin, cada vez que este personaje aparecía en la novela me generaba un fastidio inmenso, lo cual dice mucho del autor, pues se sentía tan real que logró despertar este tipo de emociones fuertes en mí, por lo que asumo que también sucederá con otros lectores.
Mientras leía la novela, no paraba de pensar en la razón por la que el libro se titulaba “Quieto”. Intentaba encontrar una respuesta en cada página, sin éxito alguno, hasta que llegué a un momento de la novela en la que Eduardo nos explica el porqué el libro se titula así. El bebé decide quedarse quieto en el vientre de su madre para no incomodar a su ya ajetreada y complicada familia, y esta quietud es lo que genera las complicaciones futuras que su familia tendrá que sortear luego su nacimiento. No ahondaré mucho en esto porque creo que deben leerlo y descubrirlo por ustedes mismos, pero si les diré que quedé satisfecho con esta explicación.
En fin, “Quieto” ha sido una lectura inesperada pero satisfactoria, que se suma la lista de novelas colombianas que he disfrutado en el año. Recomiendo su lectura a quienes estén en busca de una novela tranquila y enganchante para un fin de semana. Si les gusta leer sobre historias familiares, entonces esta novela puede ser perfecta para ustedes.
